En el lunes Santo nos fuimos al centro mi hermana, su amiga y yo, lo cual fue un gravísimo error por nuestra parte, dado que ninguna conocía bien el centro. Cuando llegamos a la Catedral tuvimos que ir por una calle más pequeña y estrecha, debido que no podíamos pasar por la avenida de la Constitución, porque allí estaban las procesiones. En ese justo momento vimos como iba a entrar un Cristo y pensamos "¡Qué suerte!", pero lo que al principio parecía suerte se convirtió en una maldición. Después de media hora dando vueltas por unas calles, de las cuales desconozco su nombre, llegamos a la Plaza Nueva, seguimos por la calle Tetuán, pero nos encontramos con otra procesión que nos impedía el paso. Intetamos salir por otra calle pero también estaba cortada. Cuando quisimos volver por donde habíamos venido otra Hermandad nos impedía el paso, quedándonos las 3 encerradas en el centro, en 4 calles lamentables y atestadas de gente. Al cabo de un rato buscando una salida llegamos a "El Corte Inglés", donde decidimos tomarnos un descanso y comernos unas deliciosas tortitas. Cuando acabamos apenas había personas en las calle, y encontramos fácilmente un camino hasta el Guadalquivir, y desde allí hasta nuestro hogar, dulce hogar.
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