domingo, 26 de abril de 2009

Mi búsqueda


Me sumerjo en mi mente,
buscando algo, pero no sé qué.
Llevo intentando encontarlo toda mi vida, 
sin motivo, sin razón,
solo una leve intuición.

Le lanzo preguntas a mi alma,
en un inútil intento de encontrar respuestas.
Allí no hay nada
nada que me dé una pista de dónde buscar.

En mis recuerdos no hay lo que tanto ansío,
decido mirar al futuro,
allí está lo que buscaba.
Al principio letras sin sentido,
pero poco a poco lo veo,
forman algotu nombre.

miércoles, 22 de abril de 2009

Hasta el final

Había llovido, pero el sol brillaba sobre los tejados. En las calles no había mucha gente. Las palomas volaban bajo entre los coches, piando alegremente. De un pequeño bar situado en mitad de la calle salió una chica joven, en su rostro surcaban ríos de lágrimas. Cerró con fuerza la puerta, deseaba huir de aquel lugar, quería escapar. Holly se sentía en esos momentos como una mariposa encerrada en una jaula de cristal, en una jaula de cristal rota, queriendo dejar atrás el destrozo. Pisó un charco, levantado una pequeña salpicadura, aunque eso no detuvo su acelerada huida. 
Un chico abrió la puerta del bar desde dentro, miró a su alrededor con la pena pintada en sus ojos... hasta que la encontró. Dio un par de pasos en su dirección. Decidió detenerse, por mucho que corriera ella se iría, así que tomó otra decisión. Gritó su nombre. Ella se giró y le vio allí de pie, sin saber si acercarse y abrazarla o quedarse parado observando como se iba por haberle destrozado el corazón. 
En esos segundos, solo existían ellos, él y ella, Jake y Holly. Nadie más. Ella le miraba con lo ojos mojados intentando aparentar que era fuerte, pero la imagen que daba era otra completamente diferente. Parecía una muñeca rota, a la que era imposible no evitar proteger, aparentaba ser tan frágil que Jake se dirigió hacia ella, verla así le hizo comprender cuanto la quería.
Tan pendientes estaban el uno del otro, que no vieron como un coche se acercaba a gran velocidad. El conductor hablaba acaloradamente con su acompañante sin prestar atención a la carretera. Cuando fijó la vista al frente, ya era demasiado tarde. Jake se impulsó hacia adelante, pero no llegó a tiempo. El coche impactó contra el delicado cuerpo de Holly. Ella cayó al suelo, con magulladuras y sangre por todos lados, su cabeza había sufrido un fuerte golpe y sus piernas estaban en una posición imposible. El coche volcó dando un par de vueltas de campana, cuando finalmente todo parecía acabar, empezó a arder. La poca gente que había allí, se acercó a ayudar tanto a Holly como a los ocupantes del vehículo.
Jake se acercó a ella con las rápidamente, apartando a las personas con las que se encontraba. Llegó a su lado, arrodillándose junto a ella. Holly abrió los ojos con dificultad.
- Lo siento, lo siento, lo siento tanto... - él parecía un niño pequeño que solo ansiaba cambiar el pasado, arreglar los errores pasados.
- Calla - susurró ella muy bajito, un sonido apenas perceptible.
Él cogió su mano y se la puso en la cara, para que pudiera sentir como las lágrimas corrían por sus mejillas.
- Perdóname.
- No hay nada que perdonar - dijo ella, cada palabra que salía de sus labios parecían las últimas - , te quiero y siempre te querré.
- No hables como si te fueras a ir... Ya oigo las sirenas, ya verás te pondrás bien... - su voz se fue apagando a medida que ella intentaba negarle con la cabeza. Él supo que Holly, su Holly iba a morir y no podía hacer nada por evitarlo.
- Te quiero - le dijo Jake antes de juntar sus labios en un último beso, el beso de la despedida.
Se separaron lentamente, ella le sonrió y cerró los ojos. Así, lentamente, ella se quedo dormida en un sueño del que jamás despertaría. Lo último que vio fue la mirada de amor de Jake, eso le hizo sonreír para siempre.

sábado, 18 de abril de 2009

Rutina


Bajé las escaleras que me conducían al metro con prisas, tenía una reunión y no podía permitirme llegar tarde otra vez. Pasé el billete rápidamente y me dirigí al andén a esperar al tren, en el cartel de información ponía que llegaría en dos minutos. Miré por décima vez mi reloj, aun me quedaba media hora. Antes de oír el ruido que producían las ruedas al chocar con las vías, sentí un leve temblor en la tierra, sutil, pero perceptible, y pronto se pudo ver las luces del tren alumbrando el mal iluminado pasillo en el que me encontraba. Se paró lentamente, demasiado lento para mi gusto, haciendo chirriar levemente las ruedas, con un sonido un poco desagradable aunque familiar. Subí junto con las demás personas que esperaban impacientes como yo su llegada, al parecer todos teníamos prisas. No había mucha gente, por lo que me senté en uno de los sitios que estaban libres. Era bastante incómodo, ¿pero qué asientos son cómodos cuando se trata del transporte público? Me relajé un poco, fijándome en las personas que me rodeaban. Una mujer mayor mirando con ternura a su nieto. Una pareja de enamorados susurrándose cosas en el oído. Un joven escuchando música con la mirada perdida. Una chica tocando la guitarra para ganar dinero. Observé con más atención, evadiéndome de todo lo que me rodeaba. Reflexionaba mirando la ventanilla. Cada uno parecía tener una historia, algo que lo hacía único, todos eran diferentes. Sentí una sensación que me costó reconocer al principio, finalmente supe qué era, armonía. Por una vez, me olvidé de por qué estaba allí y me sentí parte de algo... del universo. Estaba en armonía con él.

miércoles, 1 de abril de 2009

Incompleta


Siento un vacío en mi interior desde que te fuiste, sin ni siquiera decirme adiós. Cada segundo extraño tus brazos rodeándome con ternura, tu mirada llena de amor, tus te quiero susurrados en mi oído todos los días, tus sonrisas que me iluminan hasta los días más oscuros, tus besos que lo eran todo...
Ya no sé qué hacer sin ti. Mi vida no tiene sentido si tú no estás en ella, le falta algo. Eras la última pieza que necesitaba para que el puzzle de mi corazón estuviese completo, y ahora que te he perdido, mi corazón se ha roto en pedazos. 
En mi interior sé que lo nuestro no podía durar mucho, pero mi corazón decía otra cosa, una muy diferente. No puedo negar que te sigo queriendo, que intento olvidarte y no lo consigo, que te extraño...
Quiero que vuelvas a mi lado, aunque sé que es imposible. Mi corazón pide a gritos otra oportunidad, un último intento, esa es mi esperanza y mi sueño inalcanzable.
Todo tenía sentido cuando estabas aquí, ahora que te has ido para no volver estoy incompleta.