La cebolla (Rosa Chacel)
¡Oh blanca, dura y dulce, levantina,
del ajo castellano compañera!...
de sutiles camisas prisionera
tu intenso aroma en alta flor se empina.
Perla que sin estuche nacarina
bajo el bronco terrón húmedo espera
la dura azada que traerá certera
tu fresco cuerpo al aura matutina...
En la hoguera del hambre en que te arrojas
al rodar generosa de la mano
que regó tus liliales, verdes hojas
-y el vino junto a ti, y el pan, su hermano-
la sangre que arde en estas horas rojas
cobra su impulso y fuego soberano.
Pongo este poema porque lo encontré por casualidad en un libro y me pareció curioso el hacerle una oda a la cebolla.
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