La música está alta. Miro a mi alrededor, la gente se mueve al ritmo de una acelerada melodía. Doy un par de tragos a mi bebida, el alcohol me pica en la garganta, pero no me importa. He venido a divertirme, aunque solo he conseguido deprimirme. Veo parejas besándose en los rincones y miradas de emoción.
Venir aquí ha sido un error. Tendría que haberme quedado en casa llorando, viendo una de esas películas tan tristes y comiendo helado de chocolate. Suspiro. Mis amigas me convencieron para ir a la apertura de esta discoteca, debo reconocer que es impresionante. Las luces son atrayentes y la música hace que quieras bailar, pero no estoy de humor. Me han roto el corazón y solo quiero descansar.
- Ven a bailar, Claire - me dice Rose, mi mejor amiga. La miro con mala cara y muevo la cabeza negativamente. Me da pena arruinarle la fiesta, pero solo deseo irme a casa.
Se me acerca y me abraza con dulzura. Distingo comprensión en sus ojos, es tan buena. Ella quiere que sea feliz y no le gusta verme así. Sonrío intentando decirle sin palabras que estoy mejor. Miento muy mal por lo que se ríe de mi con una sonora carcajada.
- Me voy a casa, Rose, lo siento.
- Te acompaño...
- Ni se te ocurra - a pesar de mi malestar le dirijo una mirada asesina - . Tú te quedas aquí y te lo vas a pasar genial. Aprovecha, Rose, tú que has aprobado todo, hasta Física.
Veo su intención de replicar, pero consigo escabullirme de entre la gente. Cuando ya estoy en la salida miro a mi alrededor y observo que aún está en el centro de la pista, mirándome con una mezcla de sorpresa y de rabia por haberla engañado de una forma tan tonta. Le dedico una mirada victoriosa mientras salgo por la puerta. El aire es frío y me abrazo para darme calor. El ambiente de dentro era mucho más caldeado y lo noto. Dando algún que otro tumbo me dirijo a casa, mi dulce hogar.
Ya estoy cerca, doblo la siguiente esquina y al fondo la veo, con ese aura protector de siempre. En mi rostro se dibuja una sonrisa, no lo soporto y echo a correr. El viento me azota la cara, pero no me importa. De entre los arbustos sale una figura que me agarra por las muñecas. Grito y me retuerzo asustada. Me arrastra hasta la farola más cercana, es el hermano de Rose.
- ¿Qué haces aquí, Fran? - le digo ya recuperado el aliento.
- Te estaba esperando, me he enterado de lo que te ha hecho Mike y quería saber cómo estabas - sus ojos me muestran su preocupación.
- Estoy bien - aparto la cara para que no pueda ver la tristeza y el dolor en mis ojos.
- Siempre has mentido tan mal - se burla de mí - . Espero que a él no le importe mucho lo que voy a hacer.
Me besa. Le respondo. Es dulce y apasionado a la vez. Tierno y salvaje. Frío y cálido. Se separa de mí y me envuelve en sus brazos. Me doy cuenta de una verdad aplastante, nunca quise a Mike, solo me he enamorado de una persona y es de él, de Fran.
Le beso, el primero de muchos.
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